Bienvenid@s a la última entrada sobre las tecnologías desarrolladas en Biología Sintética. La estrategia que os vamos a explicar se denomina Genoma Mínimo.
El genoma mínimo consiste en la configuración mínima de genes que necesita una célula para replicarse por sí misma. Identificar el genoma mínimo es, por tanto, imprescindible para lograr microorganismos artificiales.
La identificación del genoma mínimo puede realizarse por diferentes métodos, que van desde mutagénesis de genes esenciales y análisis de homología de secuencias génicas hasta estudios de microorganismos que han experimentado una reducción de su material genético de manera natural. En relación con este último punto, científicos españoles del Instituto Cavanilles de Biodiversidad y Biología Evolutiva de la Universidad de Valencia han fijado en 362 el número de genes codificadores de proteínas presentes en el genoma de Buchnera. Esta bacteria está directamente emparentada con E. coli, y ha reducido su material genético hasta un número de genes casi ocho veces inferior al de E. coli.
Una aplicación de esta estrategia fue diseñada en el Instituto de Energías Biológicas Alternativas (IBEA) perteneciente al Instituto J. Craig Venter, donde han identificado el genoma mínimo necesario para la supervivencia de la bacteria Mycoplasma genitalium. Por otro lado, aunque actualmente la síntesis de un cromosoma es posible, aún no está claro si es posible insertar un cromosoma en una célula y conseguir la transformación de la función celular.
El objetivo final de la ingeniería bacteriana es la construcción de nuevos organismos, y para tal fin se debe conocer cuál es el genoma mínimo y cómo funciona. De igual forma, la construcción de estos organismos con un genoma mínimo podría tener una diversidad de aplicaciones, tanto como la tienen ahora las bacterias y otros microorganismos en la industria alimentaria, farmacéutica, química o en la agricultura, entre otras.